Día del Niño

 

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Poemas por el día del Niño

 

 

 


 

UNOS NIÑOS ESPERAN MERENDAR

 

Luis Alberto Vásquez Sánchez

 

Celestes brisas, juegan por la verduzca

cabecita de un estatuado muchacho,

ante la podada hierba de sombras espinosas.

Y blanco el sol refulge, techos de tejada tarde;

y hasta bien abajo por la vereda, el consuelo de ver al papá,

se pierde por la hora; para compartir el almuercito.

Entonces, solo a paladear se ponen los niños,

un pedazo de plátano chancado y descascarado,

frente a la pileta que ahora, vierte

vidriosa al agua, que vemos mana en la pantalla

veraniega de publicidad, con retazos de música.

Y habrá que aguardar todavía, a que mamá,

con cuchara de palo, extrayendo siga para el cliente,

el choclo desde el fondo del agua, de la olla caliente.

Y habrán de seguir, queriendo coger,

las suaves, coloridas, y espolvoreadas alas

de la luz que salta de la flor, hasta la verde piel

de la hierba. Y jugar todavía, hasta arriba

coloreando unos sobre otros; aguantando

nomás la necesidad de comer…

Cuando bajo la estatua gris

de luz y granito, del niño ponchadito;

el más pequeñín ya se durmió.

Y sigue el sol, declinando, y guaran

sombras por los techos.

Entonces, preocupada la mamá

los llama; como refrescar su rostro

con gotitas de pileta.  Y alto, y flaco un tío vestido,

de estropeado saco, muy serio se entera,

que el papá no ha regresado.

Y a como dé acomoda un enlatado,

que abriéndolo, apetitoso suelta su olor a sardina.

Y los niños entonces de sus espaldas, se cuelgan;

se ríen de su sombrero. Y escuchan

la voz de su madre, sirviéndoles   la merienda;

allí nomás, frente a la estatua; y junto a la pileta,

donde con ella y su tío, con gustito. Comerán.

 

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