En recuerdo de nuestra entrañable
pintora Teresita Tejada Cieza
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Por: Consuelo LEZCANO RUIZ
Teresita Gabriela Tejada Cieza, fue una destacada ex alumna teresiana, promoción 1956. Artista plástica de fina sensibilidad, considerada dentro de la corriente impresionista. Se formó en la facultad de Artes Plásticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Socia fundadora de “Sor Optimist - Cajamarca”, a través de la cual y, conjuntamente con otras damas cajamarquinas de igual sensibilidad social, brindó su valioso aporte para las gestiones y distribución de la ingente ayuda en equipos, mobiliario, insumos y materiales de uso clínico que, desde Dinamarca, llegó a toda la Red Hospitalaria del ámbito regional; contribuyendo en forma notoria al control de la terrible epidemia del Cólera, en la década de los años noventa, epidemia que azotó nuestro país y departamento en particular.
Su gran vocación de servicio y espíritu misionero la orientaron asimismo a proyectarse hacia otras obras de bien social y religiosas. Hija y hermana ejemplar, amiga sencilla y buena como el cotidiano pan artesanal de los cajamarquinos. Madre espiritual de los retoños de su entrañable hermana Vilito, quien la precedió en el inexorable viaje sin retorno.
Teresita, nos dejó el pasado 11 de diciembre de 2012 , en cristiana obediencia al “Gran Hacedor”, en la ciudad de Lima, rodeada del inmenso amor de sus entrañables sobrinos-hijos y, demás familiares, confortaba con los auxilios de nuestra Santa Religión y la compañía benefactora de nuestra Madre Dolorosa, Patrona de Cajamarca, a la que tanto amó y veneró.
Para ti, añorada amiga de todos: Teresita, este humilde homenaje póstumo, con sentimiento de fraternidad teresiana:
A un mes de tu dolida ausencia, los días y las horas ruedan y ruedan con su pesado fardo de tristezas… con su insondable orfandad…! Un día once del navideño mes, impróvidamente voló tu alma sobre arcoíris de plata y cristal, para unirse, en filial abrazo, con tus amados padres y hermana Vilito, tu alma gemela. No hubo tiempo para despedirnos, para decirte una vez más: ¡Cuán admirable fue tu agradable existencia! ¡Qué infinitamente grande tu corazón! cofrecito dorado que supo prodigar AMOR a los tuyos, a tus amigos y a los sin pan, convertida en ángel de bondad y comprensión.
Querida amiga: en el sereno lago de tus pupilas, se han dormido para siempre los bucólicos paisajes de tu lar natal, los senderitos de piedra, las casas humildes con techumbres generosas, de aire andino, de cielo azul, que supieron inspirar, con inusitado arte, los motivos costumbristas que plasmaste en admirables lienzos de mágico esplendor.
Muy sola, se ha quedado sin tu presencia física, la espaciosa casa de “El Molino”. En los azulosos pencales que bordean el cantarino río, se ha aquietado para siempre el dulce acento de tu voz; no obstante, al contemplarlos, es como si el eco suave de tu caminar calmo, airoso y, a la vez, pleno de quietud, así como el aroma de tu encantadora estampa, hubiesen tomado cuerpo en sus figuras, para pervivir eternamente.
Compañera de ruta, en algún recodo del camino, compartimos inquietudes, ilusiones y esperanzas por un Cajamarca mejor: sin pobres, sin mendigos, sin enfermos humillados al reclamar sus justos derechos. Cuántos desvelos, en insomnes noches, agitaron tu noble y sensible corazón, solo con el ánimo y propósito de servir a los demás.
“Dormidita, a los pies de Jesús y de su madre amada, brille para ti la luz divina, máximo galardón a tu valiosa existencia”. Hasta siempre querida amiga Teresita: “Descansa en Paz”.