CANTARES DE MUJER.

¡EL AMIGO MUERE EN SILENCIO!

 

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Socorro Barrantes Zurita.

 

                Cuántas ganas de vivir todavía, cuántos sueños de ganarle a la muerte y ver el tiempo florecer en el sol abierto como una margarita de oro, beber el néctar de los días y las noches, acomodando el resuello a la orilla de nuestro río, al parecer inagotable.

 

 

            Cuesta creer que la vida se agota en un instante amigo que te vas. No hay zarza inmortal que no la inmole el tiempo, roída por el humo de la tarde, mientras las semillas del girasol caen en recuerdos, despidiendo las circunstancias que acompañaron tu vida en este mundo, donde tu existir fue fecundo, alegre, entusiasta.

            Cae la piedra en el dintel de la noche.  Las luces alumbran el féretro donde yace tu cuerpo, despidiendo su aroma.  Queda impregnado en las paredes, en las rosas blancas, en la madera, en los ojos de tus hijos, en sus brazos, en su corazón.  Volverás mañana en otra dimensión a consolar tu partida.  Los tres ungidos a tus pies calmaron tu sed, implorando que no mueras, que no era justo el no volverte a ver.  Pero el silencio de este mal tiempo, de lucha contra la muerte diaria, les hizo entender que seguirás andando en sus veredas, en el vuelo de las aves que surcan el cielo y las estrellas, en los ojos de tus nietecitos alegrando tus despertares.

            Las grietas del silencio caen sobre tus ojos.  El beso de la vida es un reflejo que huye en el ruido del día.  Se ha ido la vida de tus brazos en la dimensión eterna, aquella que los vivos no logramos entender a cabalidad.  ¡Nuevos vientos abren tus alas ya infinitas!  Apacientan la quietud de la paz.  Se ha ido la tristeza y el dolor.  La agonía debe ser el espacio que lucha por vencer a la muerte, pero a la vez el puente para entender el fin de la vida en este espacio terrestre, abriéndose en aquel otro paraíso de vida eterna.

            Quisiéramos estar seguros que allá te espera MARÍA CARIDAD, con su bondad y preocupación a cuestas.  Saber cómo has llegado, si no olvidas nada para celebrar esa otra vida juntos, en la azul felicidad.

 

           

El silencio es la oración de esta parte de la historia del mundo, tan cruel y perversa, cubierta de máscaras, tratando de evitar al enemigo mortal que no cesa de asesinar en todos los continentes.  Perverso castigo que ya no sufrirás.  Es el sueño eterno que bulle en el adiós para siempre.

            VÍCTOR CASTAÑEDA CASTAÑEDA, tu vida queda registrada en la historia de tus hijos, de los hijos de tus hijos.  La Universidad de Cajamarca, hoy a media asta, despide tus grandes lecciones, tus buenos proyectos, tus afanes de excelente y generoso catedrático.  Doblan las campanas de San Nicolás y la laguna refleja tu aliento promoviendo el mejoramiento de las cosas. Tus amigos recordarán jubilosos tu amistad sincera, risueña, solícita.  Nadie como tú para preparar exquisita química entre licores de suave y efervescente temperamento.  Tus amigos y familia sentirán el no haberte dado el adiós, pero allí están, queriéndote más allá de todo espacio.

Cajamarca, 08 de mayo de 2020.

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