DOÑA CARMENDINA VILLOSLADA VDA. DE MONTENEGRO
Antonio Goicochea Cruzado
Ha fallecido doña Carmendina Villoslada Vda. de Montenegro, entrañable amiga de mi familia, también lo fue don Alejandro Montenegro, amicalmente llamado “Chaplín”, a la sazón chofer de la camioneta de don Arístides Ortega, y mi padre que trabajaba en la hacienda Yamalán, eran amigos que en fines de semana celebraban el trabajo con unos traguitos de chancayano, como con cariño llamaban al rico aguardiente de Chancay, Santa Cruz; y, doña Carmendina, ayudaba en el “horno” (que es como en San Miguel se llama a la pequeña panadería) y a veces en la preparación de las comilonas con las que acompañaba mi mamá Uldita, en las frecuentes velaciones y rosarios que hacía a San Juancito o al Panchito. En todas estas actividades, doña Carmendina, demostraba apego y cariño.
Añoro como preparaba el guiso de cordero, así:
Doña Carmendina Villoslada, amiga de mi madre, preparaba, exquisito, un guiso de cordero (que en Cajamarca lo llaman de cabrito, aunque fuera de borrego). Ella empleaba como ingredientes: chicha de jora, abundante culantro picado, no molido, ají panca molido, cebolla cortada en rodajas (no molida), una porción pequeña de tomate picado, orégano y unos trozos de rocoto. Todo esto mesclado en un tazón grande a los que agrega el cordero despresado y lo deja “dormir” una noche.
Al día siguiente, en una olla de barro, de tamaño adecuado a la cantidad a preparar, adereza en aceite en el que se ha frito el achiote, ajos molidos, ají panca, sal, comino y pimienta al gusto. Lo cocinaba en la bicharra, a fuego lento, por un espacio de dos horas. De rato en rato destapaba la olla, aspiraba los aromas, miraba las presas a través del vapor, con la acuciosidad de un artista al ver progresar su creación pictórica, y luego, ceremoniosa volvía a taparla. Concluido el tiempo bajaba la olla, la dejaba atemperar para luego empezar a servir humeantes platos en la mesa. A los comensales se nos hacía agua la boca y, a veces, un placentero dolorcillo sentíamos alrededor de las parótidas.
Lo servía con arroz, blanco, no amarillo, acompañado de papa sancochada, sin cáscara, con yuca de Chiapón y frijoles de Canchán. Una delicia. Si para el caso se contaba con cabrito los sabores se potenciaban al quinto cielo, como decía mi madre.
No he podido lograr, a pesar de mis aficiones culinarias, y no obstante de los muchos intentos, el sabor con el que nos regalaba doña Carmendina. Tampoco he podido encontrar en Chiclayo o Trujillo un plato, tan delicioso, como el de ella.
Nuestro más sentido pésame por la muerte de esta entrañable amiga.
Cajamarca, 01 de julio 2021.
N.R.: Expresamos nuestras más sentidas condolencias a todos los familiares de la Sra. Carmendina Villoslada Vda. de Montenegro (QDDG Y EPD) y rogamos a Dios que acoja a su alma en su Reino.