UN ADIÓS A LA AGUJA, AL DEDAL, AL HILVÁN, A LA MÁQUINA DE COSER…
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Mi amiga la máquina de coser
con ella hilvané puntadas
un saco de casimir Barrington
y un amor para toda la vida
Socorro Barrantes Zurita
Mientras congresistas, ejecutivo, medios y redes sociales se desgañitan echándose la culpa unos a otros por el robo inaceptable de la salud del pueblo, miles de miles, van muriendo asfixiados por una gota de oxígeno, mendigando una cama UCI, en la cola del banco, en la fila de los sin suerte. Ya se descubrió el crimen de las vacunas, lo lógico sería, que formada la comisión del congreso y el poder judicial, se dediquen a enjuiciar y resolver el asunto. La prioridad de las discusiones en todo espacio, debería ser cómo salvar una vida, aunque sea una. Así como pasa con los feminicidios, las muertes de nuestros hermanos COVID, sólo se las tiene en cuenta para las estadísticas. Ni siquiera ya ponemos atención y menos alzamos la voz frente a ello. Los bien pagados congresistas debieran sacar de la suya, para, siquiera, poner una planta de oxígeno, algunitas camas UCI, que le cueste a su bolsillo y al juramento por la plata. Los que han robado y negociado las vacunas son de igual calaña que la mayoría de congresistas y miembros de los diferentes poderes del Estado.
¡Ay dolor, cómo dueles! Ver partir a escondidas a los seres queridos, que los llevan a rastras, sin el adiós debido, al amanecer o en la negra noche.
Ha Muerto DON LEONCIO CARRASCO y quiero despedirlo porque era nuestro amigo. Trabajó como uno de los mejores SASTRES en la tiendecita que mi madre nos dejara. Varios años transcurrieron, dale que dale al pedal, dale que dale a la vida, junto a su Alicia del alma suya. Los dos dieron ejemplo a sus hijos de cómo trabajan dos humanos honestos, sensibles a la ternura de sus niños. Fueron educándolos, con largas madrugadas, sin dormir, para entregar las obras que felizmente les llegaban, por su buen hacer. Don Leoncio experto en sastrería y Doña Alicia, sobre todo, con experiencia, en prendas para mujer: blusas, faldas, saquitos sencillos, vestidos, Ambos fueron congratulándose con los parroquianos de la ciudad y las obras se adocenaban en los mostradores.
Luego de varios años, su familia creció y se pasaron a su casita linda, frente al Colegio Cristo Rey. Allí, luego de algunos años de acomodamiento, como buenos emprendedores que eran, compraron aparentes fotocopiadoras y poquito a poco su bonito taller de Costura y Sastrería, se acompañó de una pequeña bodeguita, donde Ud. encontraba de todo, hasta un chupete delicioso de fruta fresca para calmar la sed y la nostalgia. El trato de ambos era delicado, acorde con una pareja que se ama más allá de la aguja y el dedal. Pero el tiempo pasa inexorablemente y se cargan los años en la espalda, en las vértebras y un día llega la negra muerte a cobrar malamente sus réditos. Hoy, como nunca la muerte, mata indiscriminadamente, su dentadura cariada de tristeza profunda, ríe arrasando pueblos, sin ningún reparo, sin pisca de compasión. ¡Allá va DON LEONCIO! ni siquiera un café que no falta en la dolorosa despedida. No hemos podido despedirnos, como se debe, amigo de costuras invencibles. Aún conservo el bonito saco, con el que Ud. abrigo el frío de mi alma y la tiendecita que Ud. ocupó, le echa sendas lágrimas, para decirle adiós. LEONCIO Y ALICIA, dos nombres unidos para siempre, educaron a todos los hijos y sembraron honestidad y trabajo en sendas máquinas Singer, que obraron milagros para verlos hombres y mujeres de bien.
Cajamarca, 22 de febrero 2021.