Presentación In Memoriam Semblanzas
IN MEMORIAM
DESPEDIDA A MI QUERIDA COMPAÑERA Y AMIGA CARMEN ROSA ESAINE ROJAS
Carmen Rosa Esaine Rojas, hace tan solo 15 días que escribí en tu página un saludo por el día de tu cumpleaños y me agradeciste como siempre, llena de generosidad y palabras dulces. Te envié un pequeño video de una rosa que encontré en alguno camino que transité en el que estas flores ahora están abiertas, espléndidas, mostrando a los ojos de quién las contempla su tenue suavidad, su color, su encanto.
Y resulta que ayer te fuiste vestida de esos frágiles pétalos que envolvían tu vida piadosa, tus manos abiertas que solo sabían DAR. Te fuiste silenciosa, sin prevenirnos, sin avisos para preparar nuestro frágil corazón. Traspasaste el umbral de la muerte, así, suave, con tus manos blancas, abriste la puerta sublime y has penetrado invisible con tus pétalos ya etéreos y perfectos. Sola y tranquila has entregado tu vida a quién tú siempre, siempre, siempre confiaste. Nos has enseñado que tu fe tiene ese agradecido olor que emana de ese jardín sagrado que conocí, desde que eras un linda adolescente, de cabellos rubios, envuelta tu cabeza en crespos que te daban ese aire tan tuyo, tan lleno de movimiento gracioso de tu personalidad.
Siempre vi en ti esa fe profunda en lo Divino, sin dudas ni cuestionamientos y siempre quería aprender de tí cuál era el secreto de esa serena paz que siempre te acompañó. Es que tu lenguaje era el amor, amor me entregaste en cada palabra que me has dirigido durante los años que vivimos nuestra adolescencia y las veces que eras una de las grandes líderes de nuestra promoción. Gracias por ello Rosita, gracias por ser generosa conmigo y comprender mis tantas limitaciones.
Y ahora que te has ido me pregunto tantas cosas sobre la vida. Me pregunto esa levedad, ese hilo tan fino que nos separa de la muerte y surge en mi espíritu tantos sentimientos encontrados, me llega la tristeza de tu ausencia terrenal, siento la calma de alguien que se va a ocupar su lugar al lado de la Dolorosa a la que con ferviente devoción reverenciaste.
Vienen los recuerdos y escucho lejanamente tu risa abierta, tu caminar tranquilo, tu orden impecable en tu uniforme de nuestro amado colegio, tus oraciones sinceras en las tardes del rosario que a mí me agobiaban y a tí te engrandecían.
Rosita, siempre he pensado que no había nombre mejor puesto por tus padres para ti. Una rosa es siempre dadivosa, no esconde su belleza, es fragante como un sueño hermoso que rodea el ambiente más hostil. Por esto te pusieren Rosa, porque ya se sabía que la suavidad de tus pétalos espirituales nunca se revelaron ante la grandeza más allá de nuestro entendimiento.
Hasta que tenga memoria te recordaré Rosita querida como una mujer distinta en las cosas de Dios, y por qué fuiste buena conmigo con tus palabras y tus gestos cada vez que el destino quiso que nos volvamos a ver, después de despedirnos de las aulas teresianas hace tantos años ya. Me despido con lágrimas porque llevas parte de nuestros recuerdos, parte de nuestra vida juvenil y por tanto parte de nosotros mismas.
Se que tus seres amados pueden estar tranquilos pues esa dimensión que ya tus ojos espirituales pueden ver más allá de la materia, los cuidaran aún más fervientemente que en esta tierra dolorosa que ahora la has dejado para habitar en el mismo corazón de lo eterno.
Adiós Rosita querida. Que en el silencio de lo Divino te envuelva para siempre.
Cajamarca, 01 de julio 2025.
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