Semblanzas / In Memoriam

 

Presentación     Semblanzas

 

IN MEMORIAM:

 

 

Padre Luis Rebaza Neira:

Sacerdote a carta cabal

 

Escribe: Jack Farfán Cedrón

 

Han transcurrido treinta años desde la muerte del Padre Luis Rebaza Neira. A todos nosotros nos ha legado un horizonte encarnado de buenas acciones; sutil crepúsculo traspasado por el sol esplendoroso del lugar; el celeste que tanto iluminó la inigualable vocación de servicio a los demás, la humildad, la calma de su discurso y el desprendimiento sin par. Pocos caracteres humamos han traspasado el limbo de entrega y sacrificio por el prójimo.

La renuncia implacable a todos los placeres en pos del bienestar ajeno, sólo las almas nobles son capaces de hacer. Caballero humilde, sensible al arte y todas sus manifestaciones, amigo de los jóvenes; el Padre Luis Rebaza Neira (Trujillo, 24 de noviembre de1924-Lima, 8 de abril 1992) no nos ha dejado. Su vocación de bondad nos acompaña hasta hoy.

Qué sentido altruista, el de albergar a decenas de estudiantes de bajos recursos para que culminaran su carrera. Hoy, aquellos jóvenes agradecidos lo recuerdan como a un Padre espiritual; que desde el amanecer instruyó para la vida, a esa legión de estudiantes, hoy hombres de bien. Ordenado sacerdote católico un 30 de diciembre de 1951, sirvió fielmente al llamado de Dios, veintiún años, en la Parroquia “San Mateo” de Contumazá, celebrando la eucaristía en todos los distritos de esa provincia; hasta que, fue trasladado a Tembladera y Chilete, en 1969. De 1974 a 1992, Monseñor José Dammert Bellido, en ese entonces Obispo de la Diócesis de Cajamarca, le encargó administrar las parroquias de San Sebastián, “La Recoleta” y “Dulce Nombre de Jesús”, en Jesús.

Fue para nuestro recordado Padre Luis, un bello oficio llevado con ese gusto con el que acompasaba las notas de una canción. Recordemos que antes de ingresar al Seminario Mayor “San José”, ingresó a la Facultad de Ingeniería Civil, en la Pontificia Universidad Católica del Perú; abandonándola para seguir el sagrado ministerio sacerdotal, en 1944.

Durante cuarenta y un años sirvió al Señor, siendo un alma compasiva, generosa, de bondad ilimitada. Son innumerables las personas que salían realmente calmadas de todas sus tribulaciones, cada vez que lo visitaban en la sacristía del Templo “La Recoleta”. Amigo de todos; no es de exagerar, que en su sepelio, una fervorosa multitud llenó las calles de Cajamarca, desde el Aeropuerto Armando Revoredo Iglesias, hasta la que hoy es su casa, donde descansan sus restos, en la Cripta ubicada al costado del Templo “La Recoleta”, donde a diario es visitado por esas personas agradecidas que hasta ahora se sienten fortificadas de espíritu, y que lo llevan en su memoria, que guarda su noble imagen a emular.

El Padre Lucho fue, es y será un noble ser que alegró nuestras vidas, con el ejemplo, siendo paradigma de bondad. Sacerdote a carta cabal que cumplió con su sagrado ministerio hasta el día de su muerte. Es sabido que el Padre Rebaza gustaba de anotar hechos históricos; tal es así, que de buena fuente se sabe que dejó un manuscrito acerca de la Guerra con Ecuador; el cual esperamos salga a la luz, dada la importancia, como documento histórico y eclesial. En 1993 el biógrafo del Padre Rebaza, Juan Manuel Cedrón Plasencia (Contumazá, 1957), publicó una monografía acerca de su vida y obra, titulada: El Padre Rebaza, una vida al servicio de los demás, reeditada en 2016; que también contiene testimonios de las personas que lo conocieron y que han ido transmitiendo su legado de vida, de generación en generación.

En El Diario del Padre Luis Rebaza Neira Ofrecido al Señor Jesucristo (Lima, 2017), el mismo autor nos entrega una edición impecable y fidedigna de sus diarios que nuestro querido sacerdote anotaba, con prolija religiosidad y disciplina; lo que nos demuestra que el trabajo forja espíritus benignos; y que, como un “joven de carácter”, debemos moldear día a día, siendo constantes, intrépidos, nuestro carácter, para conquistarnos a nosotros mismos, como fieles paradigmas, encaminados a servir al prójimo, aunque no seamos reconocidos ni agradecidos.

Así, nos dice, en El Diario…: “La base de la vida normal de aquellos a quienes les han sido concedidas gracias especialísimas, debe ser rigurosa humildad que les recuerde que deben trabajar por Dios y no para conquistarse la fama, aunque esta sea justamente merecida” (El Diario…, pág. 107). Vemos pues, aquel poder altruista que lo configura como un ejemplo a seguir; invocándole al Hacedor, ante todo, primero, la humildad; y segundo, todas las fuerzas de su espíritu, para dedicarlas a servir al prójimo: “Le pido a Dios de todo corazón me haga muy humilde, porque sin la humildad todo estará perdido. Que ningún halago me haga perder esa virtud, por el contrario que todo lo acreciente” (El Diario… contra carátula). El mejor legado de este ejemplar sacerdote, es pues, la sagrada virtud de la humildad, la vocación de servicio y el sagrado oficio de haber cumplido a carta cabal su sagrado ministerio, que es por lo que vino a este mundo.

Han pasado treinta años. Nuestro Padre Luis Rebaza Neira ya no está físicamente con nosotros, pero su espíritu brilla en nuestros corazones. Miro su retrato, al que se le ha concedido un merecido lugar en el Salón de Personajes Ilustres, por el Bicentenario patrio, en la Casona Spinach, de la Municipalidad de Cajamarca. Recuerdo la luz ámbar bajo la cual me hablabas quedo, Padre Luis; con esa fuerza sapiencial propia de los espíritus benignos; a cuyo influjo de energía nos doblegamos, como aves bajo el estío del Señor, Padre de todos los seres benditos.

Cajamarca, 23 de julio 2023.

Ir al inicio


Presentación     Semblanzas