Escribe César Alfaro Vargas
Creo que no hace más de un mes cuando Ecuador nos perdonó la vida. Pero sólo pasaron pocos días y nos la quito. Nos liquidó. Nos eliminó. Ya no iremos al Mundial Sub 17 este año en Brasil. Que colerón en verdad.
Vendrá la Copa Libertadores, luego la Copa América. Allí no más pegadito los Juegos Panamericanos. Y el fútbol ratificará su condición de deporte rey. Como si su existencia y práctica fuera parte de nuestra propia historia.
Pero que el fútbol sea elemento primordial de nuestra identidad, es en realidad falso. Se hace necesario para ello intentar una definición de “identidad”. Su correcto abordaje requiere saber lo que es cultura y viceversa. Nunca es tarde para traer a la memoria que “cultura”, es la categoría que nos acerca a saber la pertenencia a un conjunto social que comparte los mismos valores; a ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, artes, morales, leyes, costumbres.
La “identidad” se trasmite por representaciones simbólicas en los que el lenguaje es su primer canal. De allí que la lengua (o idioma) sea su primera característica. Es la síntesis y el medio de trasmisión de una serie de elementos culturales como una historia, un lugar, una comunidad, una familia a la que creemos pertenecer.
Entonces, es incorrecto, por decir lo menos, pensar que el fútbol reúne a todos estos importantes elementos. La “identidad” es compartir un pasado y un proyecto de futuro. Y el mencionado deporte solo ha servido para hacer grandes negocios y asquerosas corruptelas.
Me precio de tener amigos en el periodismo deportivo, y a ellos les pediré información sobre los futbolistas y su identidad. Empezaría indagando si al menos tienen una idea vaga sobre tan importante término, pero será en otro momento pues incluso tengo muy presente aquel concepto de un distinguido cajamarquino que decía alguna vez: “la identidad” existe solo en las matemáticas.
Voy mejor a Oscar Aramayo quien en la revista del Colegio de Periodistas de Lima decía: “El nuevo territorio nacional es el fútbol, los campos deportivos, el éxito frente a otras naciones. Se ha producido una trasferencia de personalidad del ser amado. No se ama al país por su realidad, por sus problemas, por su futuro., por sus condiciones de vida.
El Perú existe en el fútbol y es tan grande e importante mientras duren las temporadas (léase de aquí al próximo mundial: Uno que otro negocio, Uno que otro turista: NO hacen el verano. Los nuevos profetas de la identidad están en las barras bravas. A nadie le interesa la contaminación, la corrupción, la delincuencia. Y las otras lacras sociales que nos azotan.”
Tal vez sería más correcto hablar de cebiche con frito que resulta siendo ya un plato nacional. Mucho más que cualquier último presidente (varios en cana, oros al borde de la muerte y uno más que ya lo hizo por su propia mano). Sácate. Vete a otro sitio con esa cantaleta. De Ripley es esta escueta anécdota. Había un primer mandatario de apellido Echenique que alguna vez manifestó “El Perú es un país muy hermoso. Pero habría que venderlo para comprar otro, al costado de Francia”.
Como deporte que forma y proporciona salud sobre todo a los niños, ni hablar. Que la actividad física sea tratada con el rigor educativo pertinente: sin duda. Hay incluso que reiterar la ampliación de horas de una verdadera Educación Física. Al igual que las otras disciplinas.
Imaginen a un campeón en ajedrez (el deporte ciencia) compatriota nuestro (que arriba al Jorge Chávez luego de un evento internacional) y nadie fue a recibirlo. Pero si se tratara de los ex galácticos, de Cuevita, de Paolo, de Flores, de Farfán; como tarados nos sentamos o nos paramos horas en el aeropuerto o frente al televisor, para recibirlos, (cuando varios de ellos ya se habían vendido al mejor postor: como una común mercancía expuesta a la oferta y a la demanda).
Pero al toque nos recuperamos de nuestra bronca interna por no ir al evento del país de la samba. Rapidísimo nos reponemos con esto de que la UTC le ganó dos a cero al Ayacucho Fútbol Club y todavía como visitante.
Díganme si no es para pedir apoyo empezando por el responsable de Recuperemos Cajamarca como lo es Hugo Reyna muy conocedor del tema. O que nos ayude Ubelser Lezama (ambos colegas sociólogos), Eduardo Cabrera, Iván León. Hugo Vásquez, Segundo Urteaga V. y tantos otros respetables personajes duchos en la materia. Y con un muy buen predicamento.
De mi parte diré que de unas tres o cuatro pichangas en el rectángulo de juego, no he pasado. Diré que nunca he sido ni integrante ni capitán de alguna barra brava. Nunca he sido dirigente de ningún equipo. Solo es una lisura la que he cometido. Pero, discúlpeme viejos, Errores los cometemos todos.Cajamarca, 13 de mayo de 2019.