ENCENDER LECTURAS SIN APAGAR CULTURAS

 

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Alfredo Mires Ortiz

Con el nombre “Encender lecturas sin apagar culturas: la experiencia de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca”, Alfredo Mires Ortiz, Asesor de la Red, enfatizó la trascendencia y el rol que cumple la biblioteca durante la conferencia: “Desafíos y respuestas desde América Latina”, realizada en Lima, en marzo del 2009.

Aquí algunos extractos:

¿Sobre qué bases se construyen los sistemas de información y con qué criterios funcionan los mecanismos de transmisión del conocimiento?, ¿qué rol han jugado los libros en una historia plagada de prepotencias invasivas y entusiasta compulsión de los olvidos?, ¿cuál ha sido y sigue siendo el rol de la educación en esta pugna de supresiones y persistencias?; ¿en qué lado de esta historia colonizante se han ubicado las bibliotecas?

Para nosotros está claro que la biblioteca no puede ser un agente colonizador y es demasiado el tiempo en el que la historia se ha escrito para anestesiar la osadía.

El tiempo no debe seguir pasando sin que escribamos nuestra propia historia, reivindicando la capacidad de sobrevivir de nuestros esenciales saberes. Lo contrario es seguir auto imponiéndonos el totalitarismo, cerrándole el paso a la obstinación de la memoria y a la insurgencia de lo genuino.

El arrogarse la facultad de pensar por los otros –y desde lejos– también sería historia pasada si no fuera porque la cultura dominante continúa gratificando el oscurantismo, azuzando procederes genuflexos, mecanizando la reverencia indebida y exorcizando la pasión de crear y recrear desde la hondura más nuestra.

Nosotros creemos que –por naturaleza– una biblioteca pública debería ser multicultural. Una biblioteca monocultural es intolerante, más aún en países como los nuestros, en los que anida una diversidad casi sin límites, tanto que puede resultar extraño hablar de “interculturalidad” en espacios pluriculturales, en los que la expresión de las diferencias se supone inherente a las prácticas sociales.

Vale la pena preguntarnos desde qué raíces estamos concibiendo el futuro de nuestras bibliotecas y con qué materiales estamos construyendo el sentido de sus trajines. Una biblioteca puede resemantizarse nutriéndose de su propia fuente y sin entronizar la administración del espíritu ni patrocinar la exclusión de las voces.

Urge revisar el rol político que han cumplido y cumplen las bibliotecas como mecanismos de información y formación. Porque ni los libros ni el ejercicio de la lectura son neutrales: el sentido del quehacer bibliotecario puede situarnos como sujetos de la arbitrariedad hegemónica o como protagonistas de la instauración de la paz y de una sociedad respetuosa, justa e igualitaria.

Desde esa óptica, no hay un modelo preeminente de biblioteca –por bueno que parezca– si no se enhebra con el tejido de la realidad que lo demanda

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Fuente: Antonio Goicochea Cruzado, Literatura de la provincia de Cajamarca. p. 9, 10.

 

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