Brujos y Chamanes

 

Desde hace tiempo vengo recibiendo algunos E-mails de cierto profesor que radica en Lima, pero que alguna vez, por la década del sesenta, estudió en la Universidad Técnica de Cajamarca. A la lectura de ellos se puede colegir, con meridiana claridad, su penoso antimarxismo. Algunos "libros" suyos que ha podido escribir humildemente, presentados allá en la capital, pero cacareados con demasía, están bañados de una ingenua crítica al Socialismo y al Marxismo, y ello, a pesar de que Marx no solo es el Hombre del Siglo XIX, sino El Hombre del Milenio. ¿Quién, con solo dos dedos de frente, podría negar que los poderosos,  los grandes capitalistas, los patrones, o los voraces inversionistas extranjeros, fundamentalmente, se han enriquecido y se enriquecen gracias al hurto que hacen de la plusvalía a los pobres obreros, a los campesinos y al resto de gente que  sí vive por sus manos, es decir, de la gente que trabaja, realmente? Esta es una verdad que nadie puede ocultarla, ni rebatirla. Aquel neófito en política debe saber que el Marxismo, lejos de haber pasado de moda –tal como lo piensan sus frustrados sepultureros– cobra más vigencia cada día. Cada vez que haya más desocupados, más limosneros, más niños famélicos deambulando por las calles, más hombres, mujeres y niños que duerman sobre cartones junto a los portones de las iglesias, de los bancos, o a la intemperie; cada vez que haya más alcohólicos, más drogadictos, más prostitutas, más desnutridos, más tuberculosos, más analfabetos, más gente pervertida, es decir, más ausencia del Estado, más ausencia de gobernantes patriotas, surgirán más vigorosos MARX y el MARXISMO. Los estudios elementales de la historia peruana nos demuestran que todos los presidentes que han gobernando durante la vida republicana, excepto Ramón Castilla y Juan Velasco Alvarado –hombres  honrados, probos y amantes del Perú– han sido incapaces, o serviles, abyectos al los mandatos ya del imperialismo británico, ya del norteamericano. Normalmente solo se han dedicado y se dedican a mirar o a tomar parte de los festines o faenones que realizan en verdaderas zahúrdas “gubernamentales.”

 

Ahora, nos viene a decir aquel “profesor” que Ollanta fomentaría el derroche de armamentismo y que se llevaría miles de millones de dólares en comisiones, que cambiaría la Constitución Política, que se reelegiría permanentemente como Chávez de Venezuela, que “todo el dinero fiscal se derrocharía, botándolo por un barril sin fondo.” No hay duda de que se trata de un adivino. Sin embargo, él mismo lo asegura que no lo conseguirá, y que “sería la misma canción interpretada por una orquesta muy mala y frustrada.” De esta manera, otra vez hace de pitonisa. Esta actitud suya ya es lindante con la brujería y la chamanería. Bien dice Mario Bunge que en la política y en la universidad hay brujos y chamanes, pues, los profesores enseñan a los jóvenes lo que no entienden, aprovechando que la juventud actual ya casi ni lee, salvo raras excepciones. Los mismos profesores, en su gran mayoría vienen enseñando de memoria el mismo curso, y rehúsan admitir un reconfortante cambio. Es decir no quiere aprender más, se contenta con lo que “ya sabe.” Esto lo delata como un ser de mala raza, porque los que quieren saber son de  buena raza.

 

Yo considero que todo buen ciudadano debe orientar a la gente de su entorno, especialmente a los jóvenes, a que vayan a la aventura y no a lo conocido, porque  esto sería una rutina muy aburrida y desdichada. Debemos orientar a los jóvenes para que vuelvan a la relectura de José Ingenieros en su ensayo Las fuerzas morales.

 

Consecuentemente, se debe votar por quien promueve el cambio verdadero, por un cambio auténtico y jamás por el continuismo envilecedor de esta nefasta política discriminante, competitiva y globalizante. ¡Pobre Perú! Ya no queda mucho que vender. Casi la totalidad de nuestros paisanos han pasado a ser cholos de los capitalistas extranjeros. Allí desfilan desde vigilantes hasta capataces. Ser capataz de la empresa extranjera es el más alto cargo que puede ocupar ahora un peruano; es decir, en nuestra propia tierra han venido y siguen viniendo los extranjeros, chilenos, españoles, norteamericanos, chinos, ingleses, japoneses, u otros, a hacernos sus sirvientes, sus esclavos. Y la gran mayoría de estos “trabajadores” no se da cuenta, o no quiere darse cuenta de esta realidad, como el moribundo que no percibe los olores que exhala en sus momentos de agonía. ¡Qué bien cae aquí el pensamiento martiano! En Tres héroes dice:Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor.

 

Finalmente, el aludido termina haciendo una apología al candidato Toledo, al que considera como un ejemplo para los pirañitas del Perú, como si todos los niños tuviesen la oportunidad de trepar. También lo califica, en un arranque de adulonería incondicional, como un “estadista consagrado.” Claro, cómo no, si ha sido adiestrado en EE.UU, en la Harvard University, como muchos presidentes que han pasado por el Palacio de Lima. También hace una apología del “genial” Mario Vargas Llosa, el escribidor que posee doble nacionalidad, ¿es español?, ¿es peruano?, ¿cuando le conviene? En casi todas sus obras se respira un aire de aberración, morbo y erotismo puros. Pero, admitamos, sin embargo, que sus obras son buenas, especialmente, por su forma; “Pero lo que ha construido con la escritura lo ha ido destruyendo con su catadura moral, los desplantes neoliberales, la negación de sus orígenes y la obsecuencia ante los dictados del imperio. No hay causa indigna en esta parte del mundo que M.V.Ll. deje de apoyar y aplaudir. Si los pueblos votaran en Estocolmo, lo habrían hecho por el Antinobel.” (P.H.) viernes, 8 de octubre del 2010, CULTURALES.

 

Dice también el toledista que Toledo piensa hacer una revolución educativa. ¿Pero, cómo es que allí le cree, a sabiendas de que Toledo es una gran mentiroso? ¿Cómo es que negó la paternidad de Saraí casi hasta la asfixia? Por otro lado, recuérdese no más la brutalidad con que arremetió aquella vez en Arequipa cuando mandó el ejército –vía F. Rospigliosi– a una gran masa de estudiantes universitarios totalmente inermes en circunstancias que estaban haciendo una marcha pacífica para protestar con su pueblo, a fin de que no vendieran aquella empresa de electrificación a los capitales chilenos. Saldo: dos muertos y alrededor de cincuenta heridos de bala. Otra vez, el mismo ejército, con el mismo ministro del Interior, hizo lo propio con los jóvenes de la Universidad del Altiplano que llevaban como únicas armas sus mochilas con cuadernos y sus libros –únicas armas de un estudiante– y que habían salido para reclamar el paso de la interoceánica por Puno. Estuvieron literalmente inermes. Saldo: un muerto y más de cincuenta heridos de bala. Después, cuando se recogieron los casquillos de bala, se verificó que eran más de doscientos. ¡Qué mala puntería!

 

Ese es el mismo Toledo que hoy ofrece hacer una revolución educativa, que quiere gobernar a lado de los jóvenes. ¿Con qué dinero querrá hacer aquella revolución? ¿Querrá elevar los impuestos al sufrido pueblo, al mismo modo de la receta de Milton Friedman, seguramente? Sabemos fehacientemente que primero tiene honrar las deudas del Perú con los bancos acreedores. Ese es un compromiso que no lo puede eludir debido a su obsecuencia; tiene que pagar los intereses de la deuda externa, más o menos, un 32% del presupuesto nacional. De este modo, nuestro país no podrá desarrollar jamás, si es que no se declara primero libre de las ataduras del imperio que lo condiciona, que lo oprime. Lo demás es demagogia, no pasa de ser una pose cantinflesca. Solo les pueden creer los bribones, oportunistas y adulones.

 

En esta hora de la encrucijada del drama peruano, como diría Ernesto More, dejemos que el pueblo decida su voto. Al final, vox populi, vox Dei, ‘voz del pueblo, voz de Dios.’ Es la hora del pueblo. Es la hora del Perú. AVANTE.

 

Escribió: J.L. CERNA CABRERA

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