Hasta pronto amigo LEWIS TAYLOR
Presentación Cantares de Mujer
Socorro Barrantes Zurita
Hace mucho tiempo atrás, un buen día llegó a Cajamarca el catedrático de Inglaterra LEWIS TAYLOR, época de la efervescencia política de las izquierdas. Su objetivo investigar en el Archivo Departamental de Cajamarca, al que religiosamente acudía, como buen ratón de biblioteca mañana y tarde en horarios fijados por su ferviente disciplina, como lo hace todo magnífico investigador como es él. Resultado varias investigaciones sobre la actividad económica y política de Cajamarca en los siglos pasados. Notables investigaciones que ojalá se trabajen en las universidades y en los espacios culturales e informativos de esta ciudad.
Allí conoció a las chicas y los chicos del Archivo de los cuales se hizo gran amigo, de esas amistades que duran para toda la vida. Cecilia y Rossina, sus patas de alma. De ambas apadrinó a Natali y Mariam. Qué amistad tan bonita, tan íntegra llena de ese cariño que se da más allá de las fronteras, de un gringo y dos cholitas. Amistad entrañable que en ningún momento resquebrajó el tiempo. Fue creciendo cada día y a pesar de que el gringo va y viene de Inglaterra, es ese amigo que no se borra ni en la sombra, ni en la noche. Amistad que se renueva cada año, para empezar de nuevo con ese humor tan simpático de Luis, en español, quien no deja de echar sus ajos y cebollas cuando quiere joder o lanzar un piropo a las chicas del Archivo o a su Director Evelio y demás personal, o a los amigos, los habla de tal manera que un encanto para animar las reuniones con buen vino, con wisky inglés o un valeroso y puro washpay de San Pablo o de Llapa, que le enseñará a beber Don Tiburcio, tinterillo de esa Llapa que no pocos relatos hilarantes recogíó en labor de investigador, abuelo de la comadre Cecilia.
Cuando vino una vez a Cajamarca, conoció a su María del alma suya, se casó con ella en Inglaterra, pero construyó una hermosísima casa de barro, en Santa Bárbara, juntito al camino del aeropuerto. Allí parió un bello jardín donde se entretiene como el más avezado agricultor de bellezas. Hermosas flores saludan sus despertares, y osados crepúsculos bendicen sus noches del gringo con su María, Gracias a la pandemia, ha estado varios meses en su cajacha tierra, devorando el verdor de la vida a sus anchas, compartiendo con las comadres, con los viejos y viejas amigas y los buenos vecinos sendos tragos de alegría, con gotitas de tristeza. Analizando la pita política del Perú y de casi todo el mundo. Pero siempre investigando, así como sendas copas, sendos aspectos de esta tierra y de otras seguramente. Lo llamamos nuestro Luis, nuestro cuy de jalca yorshirana, el amigo del alma nuestra. Cuando llega y cuando regresa a la patria de Don Shaquespeare celebrando con una gran fiesta, sin embargo, esta vez, la tírrica pandemia nos dejado sin bailar, sin gozar de esas fiestas inolvidables.
Esta semana se nos va nuestro LUIS a continuar con la vida que él va construyendo con su singular y exquisito modo de ser tan gringo y sin embargo tan de la sierra de Cajamarca, tierra a la que dedicó varios libros, herencia que debemos difundir, pues son excelentes trabajos. Una celebración virtual no va con él, son cojudeces para vivir la vida hay que saborearla en cuerpo y alma, con sus abrazos, sus salud de a de veras, su baile codo a codo, apretando al cintura de María, riendo a carcajada limpia con las comadres y los amigos, aunque ya viejitos de tanto andar.
Hasta pronto Luis, nos quedamos esperando tu retorno para los famosos carnavalesCajamarca, 16 de octubre 2020.