CANTARES DE MUJER

 

Presentación    Cantares de Mujer

 

SEÑORITA LIMA

 

Socorro Barrantes Zurita

 

La guardo en mi memoria desde niña, cuando las compañeras pudientes, del colegio de Fátima, alardeaban las vacaciones en la playa, los preciosos cuadernos que traían para el inicio de clases, los cuentos, los lápices de colores.  Nada de ello había en Cajamarca de ese entonces.  Para esto, además, era la muda de la clase, jamás levanté la voz en primaria y secundaria. Me ponía colorada, como un tomate a punto de estallar, si me miraban o se dirigían a mí.   Entonces, sin cerrar los ojos siquiera, me ponía a imaginar el mar, gracias a los datos que me ofrecía mi padre con la revista LIFE, donde las olas marinas salían de las páginas, desbordando caracolas, arena y preciosas conchas de sal purísima.

 

 

 

Lo que más añoraba eran los cuentos coloridos que ellas mostraban entre las suyas.  Mi padre me leía, sentándome a sus rodillas, los cuentos que venían en Variedades, Mundial, los poemas de la Revista Amauta, dirigida por José Carlos Mariátegui, me incitaba leer los almanaques Bristol, los comic´s del Super Cholo del Comercio Dominical (nunca me gustaron los comics) entre otros libros y revistas fabulosas de ese entonces.  Aprendí a leer en esos libros, acariciar sus páginas, a soñar despierta.

Eso significa Lima para mí: hallar lo que buscas, lo que te sugiere tu imaginación, lo que no se tiene en casa, la perla marina con la que alucinas un día encontrar entre las arenas, mecida por las olas. Hallar ese cuaderno para garabatear los versos que brotan del alma, dibujar las ilusiones de cuando se es joven, los recuerdos cuando se es vieja.  Es hallar la callecita de preciosas verjas, con jardines floridos, mientras recorres la vereda. Los palacios coloniales, republicanos, modernos.  El metro que te llevará a conocer el mundo. El sonido de los aviones en un ir y venir interminables.  Piensas, un día tomaré el avión a Paris, recorreré los alucinantes museos, el Molino Rojo, las divinas perfumerías, de modas, las casas de los escritores famosos, de los artistas.  Abres los ojos y estás en la Abancay donde el griterío de la vida se asemeja a un panal de avispas y de abejas obreras de incansable labor.  Reconoces a tu paisana que está vendiendo dulces a la entrada del Congreso, por doquier los niños vendiendo la esperanza en cajas de cartón, en esquinas temerarias, cantando ya sin voz en los buses donde aglomerada gente, lucha por llegar a su lejano destino.  Bajas en la antigua Biblioteca Nacional, es el silencio que se impone en los pasadizos de bellas galanuras.  Cuadros inmensos de lo que fuera ayer el pensamiento.

Caminas por las calles a tu antojo, nadie te mira, menos te conoce.  Eres una más del montón, buscando tus propios ideales y necesidades.  Visito las cosas que me gustan, enrumbando a la Casa de la Literatura, siempre la llego, tiene buenas tentaciones para agotar dos o tres horas, husmeando la producción literaria de antiguos y recientes escritores.  Exposiciones de libros, de historias, de personajes, bien montadas.  Un escape al mundo atolondrado que discurre en las calles del centro de Lima y aledañas.  Cuánta razón tenía José María Arguedas al decir que el Perú, somos todas las sangres que se buscan, que se encuentran, que se nombran en las calles céntricas de la Lima Virreinal.

 

 

Extraño por eso no haberle llegado el año que pasó, por lo menos una vez.  Visitar esa Lima que añoro desde niña, esa Lima donde me reconozco que no soy nadie, esa Lima donde nuestras sangres sueñan con disfrutar de todos los adelantos que de allí debieran partir a toda la Patria nuestra. ¡SEÑORITA LIMA TENGA UD. UN FELIZ DÍA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Cajamarca, 21 de enero 2021.

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